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Límpiense de la vieja levadura, para que sean una nueva masa, como lo son en realidad sin levadura; porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido sacrificado. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con pan sin levadura, de sinceridad y de verdad.

Les he escrito por carta que no se asocien con inmorales sexuales.

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